La Policía encontró una barra de hierro, una pala, una picota y una gran cantidad de marihuana, lo que abrió la hipótesis de que los crímenes estén relacionados con el narcotráfico.
Los asesinatos de Anna Clara Ramos Felipe y Ayla Pereira dos Santos, ambas
de 18 años, fueron transmitidos por videollamada al presunto autor intelectual
del crimen, que se encuentra preso en una cárcel en el municipio de Cuiabá, en
el estado brasileño de Mato Grosso.
Según declaraciones del comisario responsable del caso, Igor Sasaki, y que
recoge el portal G1, en aquella videollamada más de una persona presenció la
tortura y muerte de las víctimas. Sin embargo, hasta el momento no se ha podido
determinar si participaron activamente o si simplemente estaban en la misma
celda que el supuesto autor intelectual en la Penitenciaria Central del Estado
(PCE).
Durante la inspección que se realizó en la celda, las autoridades
encontraron chips y celulares, entre ellos el que se cree que fue utilizado
para la transmisión de los homicidios.
Justicia paralela
Los cuerpos sin vida de Anna Clara y Ayla se hallaron el 29 de enero, un
día después de que se denunciaran sus desapariciones. Una joven indicó a las
autoridades que los hechos se habían llevado a cabo en una casa que operaba
como «tribunal del crimen», como se conoce en Brasil al sistema de justicia
paralela impuesto por facciones criminales.
Según su testimonio, vio a dos personas atadas que fueron asesinadas y
cuyos cuerpos se trasladaron a una zona de pasto.
«El objetivo de nuestra investigación era dar con dos jefes del tráfico de
droga, mientras en paralelo buscábamos a las jóvenes desaparecidas. Una persona
detenida por tráfico nos indicó el lugar donde estaban los cuerpos.
Relacionamos el crimen con la guerra de facciones y sabemos que fue ordenado
por una organización criminal, aunque el motivo específico aún no se conoce»,
explicó Sasaki.
Ayla fue enterrada en una fosa improvisada, mientras que el cuerpo de Anna
Clara se ocultó en la maleza. La escena del crimen reveló que fueron víctimas
de una violencia extrema: las jóvenes estaban amordazadas, con quemaduras en la
espalda y signos de tortura.
La Policía encontró una barra de hierro, una pala, una picota y una gran
cantidad de marihuana, lo que abrió la hipótesis de que los crímenes estén
relacionados con el narcotráfico. Por el momento, tres personas han sido
detenidas: una joven de 19 años, otra mujer y un hombre de 34 años, acusados de
ocultación de cadáver.
Además, las autoridades han identificado a un quinto sospechoso, que se
encuentra prófugo.
Fuente: RT