Una familia
venezolana se deportó voluntariamente por miedo a las políticas migratorias que
viene aplicando el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos.
José Alberto
Rondón, de 37 años, contó a la cadena Telemundo que entró en pánico cuando
comenzó a ver que muchos de sus paisanos fueron enviados al Centro de
Confinamiento del Terrorismo (Cecot) en El Salvador por tener tatuajes.
Él también tiene
dibujos grabados en su cuerpo, pero asegura que eso no define a un delincuente.
“Lloraba viendo
las historias en Titktok, indignado por lo que estaba ocurriendo”, dijo a
Telemundo entre lágrimas, al referirse a las masivas deportaciones y al envío
de 252 venezolanos a la cárcel de máxima seguridad en El Salvador.
Larga travesía
Para llegar de
Venezuela a Estados Unidos, José Alberto, su esposa y su hija cruzaron la
peligrosa selva del Darién.
En México se
montaron en “la Bestia” o tren de la muerte. Allí viajaron 18 horas “a merced
de las ruedas”. Además, cruzaron caudalosos ríos y caminaron largos trechos.
Una vez en suelo
americano llegaron a Texas y luego se establecieron en Chicago. José Alberto
trabajaba como soldador. Luego de tres años en el país norteamericano abordó un
avión y regresó a casa con su familia. No quiere que lo metan en una cárcel.
Algo que nunca vivió en su nación.
El venezolano
está consciente de que en su país ganará en una semana, lo que hacía en un par
de horas en Chicago, pero tendrá paz mental, algo que no tenía en EE. UU.
“Nadie sobrevive
con un sueldo de un dólar y medio, pero prefiero estar aquí, pasando hambre,
que vivir ese trauma de ir preso”, dijo a Telemundo.
Esa misma
angustia la sintió su madre cuando comenzaron las deportaciones en Estados
Unidos.
“Todos los días
le enviaba mensajes, me daba miedo que lo agarraran”, dijo la madre de José
Alberto.
La zozobra que
vivía su progenitora también perturbaba a José Alberto. Ese fue otro de los
motivos que lo llevó a autodeportarse. Ahora están todos juntos en Guarenas,
estado Miranda.
“Y como dice mi
mamá, ‘aquí nunca falta un plato de comida’”, dijo animado José Alberto.
Nuevas políticas
migratorias
Desde que asumió
la presidencia, Donald Trump estableció nuevas políticas en materia migratoria
a un ritmo acelerado.
El republicano
ordenó la eliminación de CBP One –una aplicación implementada por el
expresidente Joe Biden para facilitar las peticiones de asilo– así como la
suspensión de todas las citas con autoridades migratorias.
También decretó un «estado de emergencia» en la frontera sur del país, argumentando que los flujos migratorios irregulares tenían la soberanía del país «bajo asedio».
Suspendió el programa
humanitario que facilitaba el acceso de personas migrantes procedentes de
países como Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití. Asimismo puso fin al Estatus de
Protección Temporal (TPS).
Con este programa se ampararon unos 607.000 venezolanos que hoy se mantienen en un limbo legal y aterrados por su destino.