El estilista
venezolano Andrés José Hernández Romero de 32 años, fue uno de los venezolanos
liberados del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) en El Salvador.
Hernández fue
detenido en Estados Unidos (EEUU) el pasado 29 de agosto de 2024 y finalmente
liberado el viernes 18 de julio de 2025.
Llegada de Andrés
Hernández a EEUU
De acuerdo con su
relato, el 29 de agosto de 2024 Hernández cruzó la garita de San Isidro el
Chaparral, donde se entregó a las autoridades estadounidenses con la cita del
CPI One.
Al iniciar el
proceso de migración, debió quitarse las trenzas, correa, "todo lo que sea
cordón y hebilla".
Posteriormente,
lo trasladan en una camioneta a una hielera donde comienzan a realizarle una
serie de preguntas "¿Cómo viajamos? El nombre de nuestros padres, el
nombre mío, ¿A qué vamos al país? ¿Por qué razón vamos al país?, allí yo duré cuatro
días", aseguró Hernández.
Luego lo
trasladaron hasta un Centro de Detención Migratorio en Otay Mesa, en San Diego,
estado California. Allí "el señor Arturo Torres me tilda por estos dos
tatuajes de que soy pandillero del Tren de Aragua".
Adicionalmente,
señala Hernández que sufrió "acoso de una persona de ese centro de
detención" quien le propuso "que le hiciera sexo oral".
Resalta el
estilista venezolano que desde que ingresó a EEUU el 29 de agosto hasta el 15
de marzo, "estuve siempre en detención, siempre estuve preso, yo nunca
como tal crucé a la calle americana".
Traslado al Cecot
en El Salvador
El 15 de marzo
Hernández junto a otros migrantes recibieron sus pertenencias, luego los
montaron en un autobús que los llevó hasta el aeropuerto.
"Abordamos
los aviones y nosotros bueno ya esta historia se va a acabar", sin saber
que se dirigían hacia el Centro de Confinamiento del Terrorismo en El Salvador.
"Nunca
llegué a pensar que estaría con otros 251 venezolanos que fuimos acusados injustamente",
relata Hernández.
En este sentido,
destaca que "nunca había estado en una cárcel" y manifestó los
diferentes pensamientos que tuvo al saber que al lado de su módulo habían
pandilleros que podían armar un motín, que podían agredirlos o incluso
matarlos, resaltando que "en esa cárcel hay fosa común".
Agrega que luego
de la afeitada de la cabeza "nos colocaron uno tras otro, nuestro pecho
pegado a la espalda de nuestros compañeros".
Relata Hernández que "nos dieron una colchoneta, nos tomaron una foto y automáticamente nos las quitan". Destaca que cuando necesitaban una foto para hacerse publicidad, ellos les servían una porción de pollo con arroz, ensalada y "luego nos los quitaban".
Abusos,
agresiones y maltratos
Hernández también
cuenta que "nos agredían, nos sacaban de las celdas y en pleno pasillo nos
golpeaban o nos llevaban para la isla donde también nos golpeaban y no entre
uno, entre 3, 4 oficiales".
Respectos a los
abusos, Hernández destaca que es una persona de la comunidad LGBTI y "los
oficiales me morboseaban, me miraban mis partes íntimas y se mordían los
labios".
"A veces
ellos me miraban" y agregó Hernández que un día que se estaba bañando
"agachadito de rodillas, me estaba echando agua y me cacharon y me llevaron
a la isla y abusaron de mí".
Relata el
venezolano que lo obligaron a hacer cosas que no quería y que entre tres
oficiales abusaron de él con los rolos y "para mi eso fue demasiado devastador,
mi integridad como ser humano".
"Lo único
que me pasó por la cabeza fue Dios acuérdate de mi", aseguró Hernández,
quien agradeció estar de regreso en Venezuela.