El presidente
Gustavo Petro ha confirmado en la tarde de este jueves la muerte de al menos
ocho policías tras un ataque de un grupo de disidentes de las extintas FARC a
un helicóptero en el departamento de Antioquia, al noroccidente de Colombia.
“Tenemos la lamentable noticia de ocho miembros de la policía muertos y ocho
heridos, en el helicóptero cuya misión era llevar personal para erradicación de
cultivos de hoja de coca en Amalfi. La autoría del hecho se atribuye al llamado
frente 36 del EMC”, escribió el presidente en su cuenta de X. Horas más tarde,
las autoridades confirmaron que la cifra de muertes había subido a 12. De
acuerdo con las primeras versiones, los criminales usaron drones para derribar
la aeronave, que pertenecía a la dirección antinarcóticos de la Policía
Nacional y había llegado al lugar para evacuar a policías que habían sido
atacados cuando erradicaban un cultivo de coca.
Minutos antes de
la publicación del presidente, su ministro de Defensa, el general en retiro
Pedro Sánchez, había asegurado que los responsables del ataque, en la vereda El
Chispero del municipio de Amalfi, eran miembros del Clan del Golfo, el mayor
grupo ilegal del país y quien se disputa el control de la zona con el Estado y
las disidencias. “Todas las capacidades de la policía fueron desplegadas para
garantizar la extracción del personal en tierra, brindar apoyo aéreo y
neutralizar a los criminales responsables”, escribió el ministro. “No nos van a
doblegar ante el terror. Nos levantamos y avanzamos de la mano de toda Colombia
para desmantelar a estos criminales y proteger la vida de nuestra población”,
concluyó.
El director
General de la Policía Nacional, Carlos Fernando Triana, ha condenado el ataque.
“Ante la acción terrorista perpetrada en Antioquia contra un componente de
personal que cumplía labores de aspersión terrestre de cultivos ilícitos y
contra una aeronave de la institución, estamos llegando a la zona con mayores
capacidades para atender a nuestros policías y seguir combatiendo a estos
criminales que hoy enlutan a todo un país”. Amalfi, el montañoso municipio del
nororiente de Antioquia en el que ocurrió el ataque, tenía 110 hectáreas de
cultivos de coca a 31 de diciembre de 2022, según los datos más recientes del
Sistema integrado de monitoreo de cultivos ilícitos de Naciones Unidas.
El gobernador de
Antioquia y férreo opositor al Gobierno, Andrés Julián Rendón, denunció que los
uniformados heridos siguen “a la espera de aeronaves que los saquen de la zona
y permitan atenderlos con prontitud”. Rendón, quien es parte del Centro
Democrático, aprovechó el ataque para criticar la política de paz total del
presidente: “Todo indica que se trató de un ataque de disidencias FARC al mando
de Calarcá, un criminal al que el gobierno Petro le da tratamiento de
angelito”.
Por su parte, el ministro del Interior, Armando Benedetti, cuestionó la guerra contra las drogas en general: “Los muertos en la fallida guerra contra las drogas los pone Colombia. Acompañamos a las familias de los miembros de la Policía quienes murieron y resultaron heridos cuando se disponían a sustituir cultivos de coca en un helicóptero que fue derribado. Este Gobierno lucha contra el narcotráfico, pero qué triste que los muertos solo son nuestros y la guerra es solo en nuestro territorio. En otros países no cogen un capo, ni los dólares, ni las finanzas o las propiedades de los narcotraficantes. La guerra solo es para el cultivador y el jíbaro”.
Casi en
simultáneo con la noticia, se registró otro atentado terrorista, esta vez en la
ciudad de Cali, al suroccidente de Colombia, contra la base aérea Marco Fidel
Suárez. Según los reportes de las autoridades, los estallidos de varios
cilindros bomba dejaron al menos seis personas muertas y más de 40 heridos.