El demonio que aquella noche dominó a Luis Apure regresó a su interior. Había acabado con lo que atormentaba al poseído.
El demonio que
aquella noche se apoderó de Luis Apure no soportó la espera de matar a su
mujer. La buscó con angustia y cuando la tuvo frente a frente no vaciló un
segundo para acuchillarla varias veces hasta dejarla sin aliento
Alrededor de las
8 de la noche del pasado jueves, Apure, campesino de 51 años, respiró con
bastante rapidez mientras sentía una morbosa satisfacción de acabar con su
tormento: acababa de asesinar a sangre fría María Teresa Angulo, su mujer, de
41 años, tras descubrir que le había sustraído 10 dólares de su tarjeta de
débito y presuntamente estaba en compañía de otras personas.
Los vecinos del
barrio Las Flores de Barinitas, municipio Bolívar, nunca imaginaron que en
pocos minutos aquella apacible noche se convertiría, en pocos minutos, en
escenario de una espantosa muerte generada por los celos y un profundo odio.
» La Tuca (María
Teresa). Esa mxxx me robó diez dólares . Se llevó la tarjeta mía y que anda con
un mxxx que ni conozco, con el peluquero. Si me la ven reportense rápido
conmigo que pago buena recompensa..», expresó un ansioso Luis Apure, a través
de un video que grabó en su celular y
que, en minutos, se hizo viral debido a lo delicado de su contenido al tiempo que alertaba a cualquiera.
Aunque se
desconoce si el parturbado hombre recibió información acerca del paradero de su
mujer, lo cierto es que no tardó en dar con el paradero de «La Tuca»,
sobrenombre que tenía debido a que sólo tenía una pierna y se apoyaba en
muletas para movilizarse.
A sangre fría Cuando
Luis Apure salió de su humilde residencia no sólo cargaba entre sus ropas un
filoso cuchillo, sino un sentimiento de ira, celos y unos desenfrenados deseos
de poner fin a la mujer que le causaba tanto dolor a su ego. No soportaba más
lo que le pareció una ofrenda. Estaba dispuesto a todo a cambio de asesinar a
María Teresa. Los celos de Otelo lo estaban carcomiendo. No aguantó un segundo
más.
De repente, sus
ojos se engrandecieron con maldad cuando la tuvo frente a frente. Ni una sola
palabra. Aquel era el momento de descargar el inmenso odio que sentía por la
mujer de 43 años de edad. Para ella, era su última noche.
«Le propinó al
menos cuatro cuchilladas, pero la hirió gravemente en el cuello y con esa fue
suficiente para darle muerte», relató un funcionario policial integrante de uno
de los organismos de seguridad que se hizo presente en la escena del crimen.
Bastaron algunos
minutos para que «La Tuca», como era conocida en el barrio Las Flores de
Barinitas, muriera sin decir una palabra . Aquella fue su última noche.
El demonio que
aquella noche dominó a Luis Apure regresó a su interior. Había acabado con lo
que atormentaba al poseído.
Fuente:lanoticiadebarinas.com