El Callao volvió
a convertirse en epicentro de la violencia urbana. La noche del viernes 26 de
septiembre, Franco Danós, cantante chalaco de género urbano de apenas 20 años,
fue acribillado a tres disparos en el rostro cuando se encontraba en la
barbería Olivos, ubicada en la avenida Sáenz Peña, a pocos metros de Dos de
Mayo. El ataque, ejecutado por sujetos encapuchados, dejó además dos heridos,
entre ellos la hermana menor del artista, una niña de nueve años que se
encontraba acompañándolo.
¿Cómo ocurrió el
ataque?
De acuerdo con testigos,
Danós acudió a la barbería para realizarse un tratamiento estético cuando, de
forma repentina, dos hombres armados irrumpieron en el local y abrieron fuego
sin mediar palabra. El cantante murió de manera instantánea, mientras que su
hermana y un amigo, quienes resultaron heridos, fueron trasladados de
emergencia al Hospital Daniel Alcides Carrión, donde permanecen con pronóstico
reservado.
Vecinos señalaron
que minutos antes del crimen, el artista habría protagonizado una acalorada
discusión con personas desconocidas en los alrededores de la barbería. La
Policía no descarta que este altercado esté directamente vinculado al atentado,
que lleva las huellas de un ajuste de cuentas por encargo.
El perfil del
artista chalaco
Franco Danós era
un intérprete en ascenso del género urbano conocido como maleanteo, muy popular
en el Callao y en distritos de Lima Norte. Sus canciones circulaban en
plataformas digitales y redes sociales como TikTok e Instagram, donde acumulaba
miles de seguidores. Su propuesta artística, cargada de referencias callejeras
y vivencias urbanas, le había ganado un espacio entre el público joven.
Para sus
seguidores, el crimen refleja el riesgo que enfrentan los artistas del trap y
reguetón chalaco, géneros que en los últimos años han sido golpeados por la
violencia y el sicariato.
Ola de asesinatos
contra cantantes urbanos
El homicidio de
Franco Danós no es un hecho aislado. En los últimos meses, varios exponentes
del género urbano han sido asesinados en circunstancias similares:
En noviembre de
2024, Roberto Farge Isuiza (Yerzi), de 20 años, fue baleado en el asentamiento
humano José Boterín, en el Callao.
En abril de 2025,
los cantantes 26is y Louis Producer fueron atacados a balazos a la salida de
una discoteca en Villa María del Triunfo.
En julio pasado,
Víctor Vela Matos (Baby Flow) fue asesinado dentro de una cebichería en el
Callao. En ese atentado resultó herida su suegra.
Este patrón
criminal ha encendido las alarmas sobre la penetración del crimen organizado en
el ambiente musical, donde varios jóvenes artistas han sido vinculados
—injustamente o no— a redes de extorsión, consumo y microcomercialización de
drogas.
¿Qué dice la
Policía sobre el caso?
Agentes de la
Dirincri y peritos de criminalística llegaron al lugar del ataque para recoger
evidencias. Según fuentes policiales, los disparos dirigidos al rostro y la
modalidad de ingreso de los sicarios evidencian una ejecución planificada,
típica de mafias locales que buscan sembrar terror.
Aunque aún no hay
detenidos, la hipótesis inicial apunta a una venganza ligada a extorsiones que
azotan a barberías, discotecas y locales de esparcimiento en el Callao. Otro
ángulo de investigación es la disputa territorial de bandas que buscan
controlar zonas de influencia en la música urbana, espacio que a menudo se mezcla
con dinámicas delictivas.
Inseguridad en el
Callao: una tendencia creciente
El Callao
registra en 2025 una de las tasas más altas de homicidios del país. La
modalidad de sicariato se ha vuelto recurrente, golpeando a transportistas,
empresarios y artistas por igual. Los crímenes se producen en espacios
cotidianos como restaurantes, vehículos particulares y, como en este caso, una
barbería de barrio.
La población
chalaca vive con miedo. Comerciantes y vecinos afirman que las extorsiones con
cupos y amenazas se han normalizado y que, salvo grandes operativos, la
respuesta del Estado sigue siendo insuficiente.
¿Quién era Franco
Danós y qué representa su muerte?
El joven cantante
representaba una generación de artistas urbanos que, pese a la violencia,
buscaban construir una identidad musical propia desde el puerto. Su asesinato
no solo significa una pérdida para la escena artística emergente, sino también
un símbolo del costo humano que la inseguridad está cobrando en el país.
El dolor se
multiplica por el impacto en su familia: su hermana de 9 años lucha por
sobrevivir tras haber sido alcanzada por las balas en el mismo ataque que arrebató
la vida de su hermano.
¿Qué medidas
urgentes necesita el Callao?
El crimen abre
una interrogante central: ¿qué acciones inmediatas implementará el gobierno
para frenar la ola de sicariatos en el Callao y Lima Metropolitana? Hasta el
momento, las estrategias de patrullaje y las operaciones especiales han
resultado insuficientes frente al poder de las bandas criminales.
Vecinos y gremios
locales exigen mayor presencia policial, un plan de desarme y políticas
específicas para prevenir que más jóvenes —sean artistas, estudiantes o trabajadores—
caigan víctimas de esta espiral de violencia.