Lo que parecía
una familia unida terminó revelando una de las escenas más perturbadoras que ha
conmocionado a Lewis Chapel; Tennessee y a toda Costa Rica.
Silvia Gabriela
Vílchez Mora, de 55 años, fue reportada como desaparecida el 28 de octubre.
Su esposo, David
Gardiner, y su hijo menor, Gabriel Vílchez, aseguraron a la policía que ella
estaba “de viaje en Costa Rica”.
Pero sus
versiones no coincidían… y la señal del teléfono de Silvia seguía marcando
dentro de la casa.
Cuando los
agentes regresaron con una orden judicial, el 30 de octubre, descubrieron que
no estaban ante una desaparición: estaban frente a un crimen brutal.
Al interior de la
vivienda encontraron manchas de sangre en paredes, alfombras, un escritorio y hasta
dentro de una aspiradora industrial.
Horas después, en
un área boscosa detrás de la casa, encontraron restos humanos calcinados.
Durante el
interrogatorio, Gabriel —de solo 18 años— confesó que golpeó a su madre con un
bate de béisbol, mientras su padrastro observaba.
Ambos movieron el
cuerpo, lo llevaron a una hoguera y lo incineraron.
Las autoridades
investigan si fue desmembrada antes de ser quemada.
La mujer vivía
con ellos desde hace años y, en redes sociales, todo parecía normal: paseos,
cenas familiares, fotos sonrientes y una casa llena de decoraciones por la
época navideña.
Silvia deja una
hija mayor en Costa Rica, quien enfrenta ahora una tragedia imposible de
describir.
Gabriel y David están acusados de homicidio criminal y abuso de un cadáver y permanecen detenidos a la espera de su audiencia el 8 de diciembre.
