El pasado el 13 de septiembre el Papa Francisco realizó su
primera visita a Indonesia, país ubicado en el
Sudeste asiático y compuesto de miles de islas volcánicas. Sus
recorridos tuvieron la finalidad de acercarse a los huérfanos y refugiados, entre
otras personas vulnerables.
Camino a la Nunciatura Apostólica, en la zona central de la
capital, desde las calles, hombres,
mujeres y niños con camisetas blancas ondeaban banderas con los colores de
Indonesia y gritaban «Selamat datang», «bienvenido», al paso del coche papal.
En el recorrido, el vehículo donde se encontraba el Papa
Francisco se detuvo frente a una mujer muy emocionada que se acercó y logró
saludar al Pontífice. Se trataba de una madre que llevaba consigo a su hijo con
dificultades para hablar (mudo).
El Papa Francisco, a través de la ventana del carro que lo
transportaba bendijo al pequeño y luego el niño comenzó a hablar. La madre,
emocionada, se sentó a llorar.
«La bendición del Papa Francisco es un ejemplo de fe que
alegra el corazón de una familia y el mundo», dijo la mujer.