Los dos criollos no aceptaron los cargos que le fueron imputados este 13 de febrero por parte de la Fiscalía General de la Nación
Dos venezolanos
fueron detenidos en Colombia tras ser acusados de un sicariato contra Zaida
Andrea Sánchez, una joven prestamista apodada “La Diabla. La fémina murió tras
recibir varios impactos de bala el pasado 22 de enero en horas de la noche en
Medellín.
“La Diabla”, a su
vez, figuraba como una de las responsables del asesinato de un pastor
evangélico en Aguachica junto a su esposa e hijos el pasado 29 de diciembre. Al
parecer, el homicidio, que también fue a mano armada, fue planeado por la
fémina.
Los hermanos, de
nacionalidad venezolana, fueron identificados como Estarlin Oswaldo Morgado
Herrera y José Gregorio Morgado Herrera, quienes habrían ejecutado el crimen a
las afueras de un reconocido hotel del barrio Naranjal, de la capital de
Antioquia y posteriormente huyeron hacia Barranquilla, donde fueron capturados
el 12 de febrero.
Las autoridades
continúan investigando para determinar si los capturados tienen vínculos con
otras estructuras criminales y si su participación en el asesinato de La Diabla
estuvo motivada por represalias o ajustes de cuentas relacionados con temas de
narcotráfico.
La reconstrucción
del crimen
La revista
colombiana Semana detalló que el sicariato ocurrió el pasado 22 de enero, sobre
las 7:50 p. m., cuando “La Diabla” fue atacada con arma de fuego al descender
de su camioneta blindada frente a un hotel en el barrio Naranjal, en Medellín,
capital de Antioquia.
El registro de
las cámaras de seguridad, interceptaciones telefónicas y entrevistas de
testigos fueron determinantes.
Fuentes
judiciales consultadas por el mismo medio de comunicación aseguraron que los
dos capturados se habían hospedado desde hacía ocho días en un hotel del centro
de Barranquilla, hasta donde llegaron los agentes de inteligencia tras varias
labores técnicas.
Ambos acudieron a
una compraventa del centro de la ciudad para adquirir la motocicleta que
transportó al sicario esa noche para acabar con la vida de alias La Diabla:
negociaron por varios minutos un automotor que valiera menos de $ 2.000.000 y
terminaron pagando $1.900.000.
Los
investigadores reconstruyeron el minuto a minuto de la situación. Al parecer,
Estarlin Oswaldo habría seguido el homicidio desde un establecimiento comercial
de la comuna del Estadio y José Gregorio habría conducido la motocicleta que
llevaba al sicario que, sin mediar palabra, accionó su pistola en varias
oportunidades en contra de la mujer quien, en ese momento, revisaba un golpe en
su carro.
Uno de los
testigos relató que el homicida tenía un teléfono en la mano, estaba aferrado
al arma de fuego y escapó de inmediato en la moto, la cual minutos más tarde
apareció abandonada a pocos metros del sitio de la emergencia con una huella y
una chaqueta negra, elementos analizados por los detectives. Posteriormente,
los criminales se cambiaron de ropa y volvieron a caminar como si no hubiera
pasado nada.
Los
investigadores los identificaron en tiempo récord y cayeron este 12 de febrero
en la ciudad de Barranquilla. Al parecer, ellos le reconocieron a un allegado
que se les había “calentado la vuelta” por la muerte de una mujer y que debían
salir de Medellín, pues residían en el corregimiento de San Antonio de Prado,
donde se concentraron las labores de búsqueda de la Policía Nacional y la
Fiscalía.
Un sicario en
fuga
Las pruebas
recopiladas por los investigadores judiciales de la Policía fueron suficientes
para que un juez diera las órdenes de captura en contra de los dos hombres,
quienes ahora enfrentan un proceso judicial por homicidio y porte ilegal de
armas.
Un testigo de los
hechos, que prefirió mantenerse en anonimato dio detalles sobre las presuntas
actividades delictivas de los venezolanos: “Tienen montada, lo que llama, una
oficina dedicada a atentar contra la vida de personas colombianas y
venezolanas, a robar, usando como fachada ser domiciliarios de aplicaciones”,
manifestó en una de las audiencias del caso.
Los dos criollos
no aceptaron los cargos que le fueron imputados este 13 de febrero por parte de
la Fiscalía General de la Nación.
El juez encargado
del caso consideró que, por el alto peligro que representan para la sociedad y
el riesgo de que escapen del país para evadir sus eventuales responsabilidades,
se mantendrán en un centro de reclusión mientras avanzan las investigaciones.
Por ahora, no se ha detenido al sicario.
Fuente: Versión
Final