El primer
ministro israelí, Benjamín Netanyahu, agitó las aguas del tenso escenario de
Medio Oriente al insinuar que un ataque selectivo contra el líder supremo de
Irán, el ayatollah Alí Khamenei, podría ser la clave para terminar con décadas
de hostilidades entre ambas naciones. En una entrevista concedida este lunes a
ABC News, Netanyahu declaró que una operación contra la máxima figura del
régimen iraní “no intensificaría el conflicto, sino que lo pondría fin”.
Netanyahu acusó a
Irán de ser el principal desestabilizador de la región durante más de medio siglo,
señalando su implicación en ataques como los bombardeos contra instalaciones
petroleras saudíes y su respaldo a grupos terroristas. A juicio del mandatario
israelí, su país actúa en legítima defensa para evitar una “guerra eterna” que
podría adquirir un carácter nuclear si no se toman medidas decisivas.
Sin embargo, la
posibilidad de un ataque contra Khamenei habría sido bloqueada por el
expresidente de Estados Unidos, Donald Trump.
A pesar de esa negativa, Netanyahu insiste en que el destino de Israel
está estrechamente ligado a la seguridad global. “Hoy es Tel Aviv, mañana
podría ser Nueva York”, advirtió, subrayando que una amenaza nuclear iraní no
se limitaría al Medio Oriente.
Netanyahu
defendió las acciones de su gobierno, alegando que se basan en inteligencia
sólida que indica que Irán continúa desarrollando armas nucleares y misiles
balísticos. A su juicio, estos avances constituyen una amenaza existencial para
su país. Además, acusó a Teherán de utilizar las conversaciones con Estados
Unidos como una táctica dilatoria para seguir armándose. “Mienten, engañan,
manipulan”, afirmó el primer ministro.
En su mensaje,
Netanyahu reiteró el llamado a la comunidad internacional, especialmente a
Estados Unidos, para apoyar una respuesta firme contra Irán. Reforzó su visión
de que el régimen de Khamenei representa una amenaza global que no puede ser
contenida con diplomacia.
Las declaraciones han generado amplio debate sobre las consecuencias que implicaría eliminar a un jefe de Estado extranjero, con el potencial de desatar represalias masivas y agravar aún más la frágil estabilidad regional. Mientras tanto, la estrategia israelí frente a Irán sigue bajo el escrutinio de analistas y gobiernos, en un momento marcado por crecientes tensiones geopolíticas.
Fuente: Versión
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